Arte y reinserción: PPL marca hito al fabricar la primera guitarra en Tacumbú

Desde el corazón de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, Emiliano Sanabria Benítez, privado de libertad, ha logrado un hito sin precedentes: la fabricación de la primera guitarra completamente elaborada dentro del recinto penitenciario. Heredero de una tradición artesanal con más de un siglo de historia, traspasa sus conocimientos a otros internos. Su historia es un símbolo de esperanza y superación, demostrando que el arte y el trabajo pueden abrir caminos hacia la reinserción social.

Con el cuidado de cada detalle, cada curva, recta, pegado, alisado, barnizado y pintado, Sanabria vio de apoco tomar forma a su primera creación de cero, desde el cepillado y lijado de la primera madera, desde la unión de las partes, y los finos acabados dignos de un instrumento encargado de reproducir sonidos que endulcen al oído y acaricien el alma.

La emoción de sus palabras describe la alegría que le causa ser la primera persona que fabrique de manera completa una guitarra en la sede penitenciaria, y lo expresa desde el taller de intramuros.

“La verdad que esta es la primera que salió acá de Tacumbú, es una guitarra económica, pero de muy buena calidad, y esta guitarra es mi niña mimada porque es la primera que se fabricó aquí y por eso es muy especial”, dijo Sanabria.

Entonces, la emoción lo envuelve; se aferra al legado de su familia para volver a ser la persona que fue antes de ingresar a prisión. Y transmite con nostalgia que proviene de una cuna de artesanos que ha perfeccionado este arte con la fabricación de arpas y la popular “guitarra criolla”. Con esa herencia en sus manos, ha convertido la madera en melodía, demostrando que el talento y la creatividad pueden florecer incluso en los lugares más inesperados.

Con tres años que lleva de reclusión, de los cuatro impuestos por la justicia, cuenta su historia de superación, con el objetivo de dejar un legado de esperanza para las PPL, y advertir a las personas que disfrutan de su libertad, pero van por el camino errado.

Todo empezó para Sanabria desde temprana edad; tomó apego a la guitarra desde los cinco años cuando ya recorría los talleres del abuelo y su padre que se dedicaban a la fabricación del instrumento.

A los nueve años se convierte en guitarrista y empieza a quitar finos acordes desde el diapasón. Tres años después, empezó a empuñar las herramientas del taller de sus mayores, hasta que fabricó su primera guitarra de alta calidad; destreza que lo llevó a conseguir una beca en España, donde aprendería a confeccionar guitarras de concierto, y todo eso con sólo 15 años.

Hoy, Sanabria, además de fabricar instrumentos, comparte su conocimiento con otros internos enseñándoles carpintería y luthería como herramientas para el cambio, demostrando que el talento puede florecer incluso en los contextos más difíciles.

Afuera les esperan sus cuatro hijos, confiados que su padre tuvo un tropiezo, pero ya vislumbra una nueva vida.

El Ministerio de Justicia reafirma su compromiso con la reinserción social, brindando a las personas privadas de libertad espacios y oportunidades para desarrollar sus talentos y habilidades, a través de programas de capacitación y trabajo honesto.