El Ministerio de Justicia destaca el trabajo del Programa Transformación Integral (PTI), que en su reciente jornada de multitudinaria concurrencia en la Penitenciaría Regional de Misiones reunió a autoridades, voluntarios y 1.717 personas privadas de libertad (PPL) en un evento de reinserción social cargado de fe, aprendizaje y compromiso con la transformación personal.
El pabellón del PTI fue el escenario de tres actividades significativas, que reflejan la labor integral de la Dirección de Bienestar y Reinserción Social y, del Programa de Transformación Integral, brindando herramientas concretas para que las PPL sean beneficiadas positivamente en un proceso de rehabilitación integral, combinando educación, formación laboral y apoyo espiritual.
En este sentido, son mencionables varias actividades:
Bautismo en aguas, con 91 PPL que participaron voluntariamente en esta ceremonia, expresando públicamente su fe y su decisión de iniciar un nuevo camino de vida.
Curso bíblico “La Peregrinación del Prisionero”, con certificación para más de 60 internos que completaron exitosamente esta formación impulsada por la Fraternidad Carcelaria del Paraguay, demostrando su compromiso con el estudio de la Palabra.
Curso bíblico del Evangelio de San Juan, con entrega de reconocimientos a 27 personas y entrega de una Biblia como símbolo de perseverancia y crecimiento espiritual.
Este espacio contó con la presencia de autoridades clave, incluyendo el director de la Penitenciaría Regional de Misiones, Francisco Benítez; el coordinador general del PTI, capellán Cristóbal Leiva; y la representante del Departamento de Psicología del Ministerio de Justicia, Sonia Palacios.
También participaron el director de la Sociedad Bíblica Paraguaya, pastor Samuel Fleitas, la representante del área de Reinserción Social del Aprendizaje Regional de Misiones, Isabel Oliveira; y el colaborador espiritual y consejero, pastor Marcio Madeira Da Conceição.
El Ministerio de Justicia dirige sus esfuerzos en programas de reinserción social que integran la fe, la educación y el desarrollo personal, reconociendo el valioso trabajo de la Iglesia en este proceso. El fortalecimiento espiritual y moral se convierte en un pilar fundamental para la dignificación de las PPL y su preparación para una vida fuera del sistema penitenciario.